Unos meses atrás encontré esta pareja de mesitas que fui a buscar a Guadarrama y cuya originalidad y potencial me volvieron loca.
Aunque lo primero iba a ser superar el reto de aligerarlas un poco porque eran muy “rococó”, pero el estilo bombée o abombado francés me parece precioso si lo pintas en colores claros y apastelados.
Después de una limpieza exhaustiva y lijado, decidí que el color ideal iba a ser el blanco envejecido, nuestro tono H003 de Hybrid Cadence. Pinté dos capas y luego decapé estas molduras tan estupendas que tenían las mesitas, para dar ese aire romántico y antiguo.
Después apliqué una pátina de cera oscura color nogal, para intensificar el acabado desgastado y a la vez proteger y nutrir la madera que quedó expuesta al retirar la pintura en el proceso de lijado.
Ya solo con eso las mesitas habían dado un giro de 180 grados y empezaban a dejar entrever su potencial real.
Pero a mí me gusta mucho trabajar las piezas al detalle, pintando íntegramente cajones, partes traseras… Así que, acto seguido, pasé a pintar el interior de los cajones con un color neutro atemporal, el visón, que además iba en gama con el papel de arroz, muy elegante y campestre, que usé para vestir los cajones.







También apliqué un poco de dorado envejecido en tiradores y molduras, pero con mucho cuidado para no saturar la pieza.
Por último, para terminar de dotar a las piezas de originalidad y exclusividad, les pinté a mano alzada unas ramitas de olivo en las patas y el sobre.
Finalmente, protegí con varias capas de barniz incoloro mate el sobre de nuestras mesitas, tan especial y exclusivo.
A los pocos días de publicarlas en la web y las redes, las mesitas fueron compradas y enviadas a un pueblito de la provincia de Barcelona donde tienen ahora su nuevo hogar.